martes, 6 de octubre de 2009

PIDO CASTIGO

Por esos muertos, nuestros muertos,
pido castigo.
Para los que de sangre salpicaron la patria,
pido castigo.
Para el verdugo que mandó esta muerte,
pido castigo.
Para el traidor que ascendió sobre el crimen,
pido castigo.
Para el que dio la orden de agonía,
pido castigo.
Para los que defendieron este crimen,
pido castigo.
No quiero que me den la mano empapada con nuestra sangre.
Pido castigo.
No los quiero de embajadores,
tampoco en su casa tranquilos,
los quiero ver aquí juzgados
en esta plaza, en este sitio.
Quiero castigo.
PABLO NERUDA

martes, 21 de julio de 2009

Norberto Palermo, un militante popular desaparecido por el terrorismo de Estado

Norberto, mi hermano, nació el 3 de julio de 1954 en Parque Patricios, un barrio situado al sur de la ciudad de Buenos Aires. Cursó los estudios primarios en la Escuela Nº 23 del Distrito Escolar 6º y la secundaria en el Colegio Nacional de Comercio Nº 5 José de San Martín en Entre Ríos e Independencia.

A los 20 años lo convocaron a cumplir el servicio militar obligatorio en la Escuela de Caballería de Campo de Mayo. Cuando le faltaba poco para obtener la baja, el 14 de octubre de 1975 desapareció. Una noche, los militares le dieron franco cerca de las 23 horas y nunca llegó a casa. Nunca supimos nada más de él. Buscamos y buscamos. Nada. Norberto había desaparecido.

Ya pasaron 33 años, hace mucho tiempo que se que jamás volveré a verlo. Que difícilmente logre que se haga justicia.

Porque amo a mi hermano, porque me siento orgullosa por su lucha por una sociedad justa

NO OLVIDO

NO PERDONO

NO ME RECONCILIO

CÁRCEL COMÚN, PERPETUA Y EFECTIVA PARA LOS GENOCIDAS

30.000 compañeros DETENIDOS DESAPARECIDOS PRESENTES AHORA Y SIEMPRE!!!


Si conociste a Norberto Palermo o tenés algún dato de su desaparición, por favor comunicate a

Cuando éramos felices...















Desaparecidos de Mario Benedetti- Otra voz canta de Daniel Viglietti



Por detrás de mi voz-escucha, escucha-otra voz canta.
Viene de atrás, de lejos; viene de sepultadasbocas y canta.
Dicen que no están muertos-escúchalos, escucha-mientras se alza la vozque los recuerda y canta.
Escucha, escuchaotra voz canta.
Están en algún sitio / concertados desconcertados / sordos buscándose / buscándonos bloqueados por los signos y las dudas contemplando las verjas de las plazas los timbres de las puertas / las viejas azoteas ordenando sus sueños sus olvidos quizá convalecientes de su muerte privada
nadie les ha explicado con certeza si ya se fueron o si no si son pancartas o temblores sobrevivientes o responsos
ven pasar árboles y pájaros e ignoran a qué sombra pertenecen
Dicen que ahora vivenen tu mirada. (Sostenlos con tus ojos,con tus palabras;sostenlos con tu vida, que no se pierdan, que no se caigan).
Escucha, escucha, otra voz canta.
cuando empezaron a desaparecer hace tres cinco siete ceremonias a desaparecer como sin sangre como sin rostro y sin motivo vieron por la ventana de su ausencia lo que quedaba atrás / ese andamiaje de abrazos cielo y humo


No son sólo memoria,son vida abierta,continua y ancha;son camino que empieza.
Cantan conmigo,conmigo cantan.Cantan conmigo,conmigo cantan.
cuando empezaron a desaparecer como el oasis en los espejismos a desaparecer sin últimas palabras tenían en sus manos los trocitos de cosas que querían
están en algún sitio / nube o tumba están en algún sitio / estoy seguro allá en el sur del alma es posible que hayan extraviado la brújula y hoy vaguen preguntando preguntando dónde carajo queda el buen amor porque vienen del odio
Dicen que no están muertos -escúchalos, escucha-mientras se alza la vozque los recuerda y canta.
Cantan conmigo,conmigo cantan.No son sólo memoria, son vida abierta,son camino que empiezay que nos llama.
Cantan conmigo, conmigo cantan;cantan conmigo, conmigo cantan,cantan conmigo, conmigo cantan.

ELEGÍA de Miguel Hernández

".................................................................

Tanto dolor se agrupa en mi costado

que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,

un hachazo invisible y homicida

un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,

lloro mi desventura y sus conjuntos

y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,

y sin calor de nadie y sin consuelo

voy de mi corazón a mis asuntos.

.........................................................

Quiero minar la tierra hasta encontrarte

y besarte la noble calavera

y desamordazarte y regresarte.

......................................................."

lunes, 11 de mayo de 2009

Norberto, mi hermano


Norberto, mi hermano, era un chico de barrio. Nació en Parque Patricios, al sur de la ciudad de Buenos Aires. Era tímido, callado, vergonzoso, muy educado. Vivíamos en una casa enorme, con dos patios, una parra y un fondo inmenso lleno de árboles. Allí vivimos todos juntos con nuestros padres y abuelos hasta que se lo llevaron.
Porque un día se lo llevaron. No se de adónde, ni a qué hora, ni quiénes, ni por qué. Como tantos otros, un día no estuvo más. Un día, exactamente el 14 de octubre de l975, Norberto pasó a ser un desaparecido. Con el tiempo supe que eran miles los que habían pasado por el mismo horror. Con el tiempo comprendí que nunca más iba a volver a verlo.
Por eso escribo estas palabras, para recordarlo, para mantener viva su memoria. Para no olvidarlo. Para que quienes lean este texto, sepan que Norberto fue un militante popular desaparecido por el terrorismo de estado. ¿Por qué era un militante popular? Porque aunque conocía los riesgos a los que se exponía, mi hermano asumió el compromiso de luchar contra la miseria y la injusticia. Norberto quería un país con igualdad, sin excluidos, sin cartoneros, sin personas que mueren de frío durmiendo debajo de la autopista. Norberto soñaba y por eso luchaba por una Argentina sin villas miseria, con escuelas públicas gratuitas y de excelencia. No quería escuelas privadas para los ricos y otras, las estatales, para los niños con menos recursos. Beto, mi hermano, pensaba que en la Argentina todos debían tener trabajo digno, vivienda, salud, educación.
Cuando Norberto tenía 15 años, mientras cursaba 4º año de la escuela secundaria, siendo entonces un alumno excelente, me atrevo a decir el mejor, ya que tuvo el promedio más alto de todas las divisiones y por eso estuvo en el Cuadro de Honor; en ese momento, alrededor del año 1971 comenzó a militar en una agrupación llamada Frente de Lucha de los Secundarios. En esa época, muchos jóvenes estábamos convencidos que el socialismo podía mejorar las condiciones de vida de nuestra población. Mi hermano fue uno de ellos, luchó por un país mejor, aún sabiendo los peligros que enfrentaba.
Cuando terminó el secundario se inscribió en la carrera de psicología y comenzó a trabajar como cadete en la empresa Bunge y Born. A los 20 años le tocó entrar al servicio militar que para entonces era obligatorio. Lo destinaron a la Escuela de Caballería de Campo de Mayo, ingresó en el mes de febrero de 1975. Los dos primeros meses de instrucción fueron durísimos. Con mis padres fuimos muchos fines de semana a visitarlo. En el cuartel le encomendaron realizar tareas de oficina, además de estar a las órdenes de un teniente, al que le debía limpiar las botas, cuidar el caballo y obedecer en todo. Después de unos meses comenzó a salir algunos fines de semana de franco. Me contaba que los militares los trataban muy mal. Durante las noches, en pleno invierno, hacían levantar a todos los soldados conscriptos y sin darles tiempo para vestirse los obligaban a hacer instrucción. Tenían que tirarse en el barro cuerpo a tierra, medio desnudos en un lugar descampado e inhóspito. Yo tenía mucho temor y esperaba ansiosamente el momento en que le dieran la baja.
Cuando llegó el mes de octubre, ya le faltaba muy poco para terminar la conscripción, Beto salía de franco todos los fines de semana. Siempre los pasaba en casa, en Parque Patricios. El domingo 12 de octubre fue el último día que estuvimos todos juntos. Como durante esa semana, el miércoles 15, era el cumpleaños de mi mamá, Norberto había pedido un permiso especial en el cuartel para venir ese día a casa. La noche anterior, el martes 14, pasadas las 23 horas, las autoridades del cuartel le dijeron que podía irse. Como era tan tarde, Beto pidió quedarse hasta la mañana siguiente, pero según contaron unos soldados que estaban de guardia esa noche, lo obligaron a salir con el pretexto de que el franco ya estaba firmado y que por eso no podía permanecer en el cuartel.
Nunca más supimos nada de Norberto. No llegó al cumpleaños de mi mamá. Jamás pudimos averiguar si realmente salió de Campo de Mayo. Beto desapareció cuando apenas tenía 21 años, el 14 de octubre de 1975. Mi mamá se enfermó gravemente en pocos meses y se suicidó ocho años después. Mi padre y yo buscamos a Beto en vano por comisarías, hospitales, pusimos avisos en los diarios, fuimos muchas veces al cuartel. Siempre recibimos la misma respuesta, que de ahí se había ido.
Durante muchos meses acudimos con mi papá a juzgados, comisarías y cementerios. Tuvimos encuentros con militares sin lograr ninguna respuesta. Durante mucho tiempo lo esperé, lo busqué, creía verlo por la calle. Me imaginaba que un día iba a volver, que estaba en algún lado, que quizás estaba detenido y lo iban a dejar libre.
Con el paso de los meses, todo empeoró, poco más de cuatro meses después fue el Golpe Militar del 24 de marzo de 1976. A partir de ese momento, todo se tornó demasiado peligroso. A mi padre en un juzgado le aconsejaron que no buscara más a su hijo porque corría peligro mi vida y la suya, la de mi papá. Nos podían desaparecer a nosotros también, solo por esto, porque buscábamos una respuesta. Dónde estaba mi hermano, quiénes se lo llevaron, por qué.
Hoy ya pasaron 33 años de su desaparición, hace mucho tiempo comprendí que Norberto está muerto, que nunca más lo voy a volver a ver. No se qué hicieron con su cuerpo, por eso, mi hermano es un desaparecido, uno más entre los 30.000 que de manera tan feroz nos arrancó la dictadura militar.

Por vos Norberto y por los 30.000 compañeros desaparecidos. Los que te queremos No olvidamos. No perdonamos. No nos reconciliamos. Y exigimos Juicio y Castigo a los genocidas.

Norberto Hasta la Victoria Siempre.

De Parque Patricios a Campo de Mayo


En enero de 1975, Norberto junto con papá y mamá viajaron a Mar del Plata. Fueron sus últimas vacaciones.
Un mes más tarde, Beto, mi hermano, fue convocado para comenzar el servicio militar. Tres largos meses pasó en la Escuela de Caballería de Campo de Mayo, sin francos ni posibilidad alguna de venir a casa. Para verlo viajábamos al cuartel con mis padres, los sábados o domingos. Nos recibía a la entrada junto a otros soldados que también eran visitados por sus familiares.
Así pasamos ese tiempo, ansiosos de poder tenerlo en casa nuevamente. Luego de los primeros meses de instrucción comenzó a venir de tanto en tanto a nuestra vieja casa de Parque Patricios. Era una fiesta. Mamá se esmeraba en preparar las comidas más ricas. Compartíamos esos fines de semana con Beto y su novia Miriam.
No imaginábamos que poco faltaba para que el horror se apoderara de nuestras vidas. Muy poco. Fue en octubre, un 12 de octubre el último domingo que pasamos juntos en nuestra casa.
Solo dos días más tarde, Norberto desapareció. Nunca supimos si salió de Campo de Mayo.
Nadie nos dio una respuesta. Con mi padre recorrimos comisarías, hospitales, fuimos una y otra vez al cuartel.
Nunca tuvimos una noticia, una llamada que nos diera una pista firme. Solo eso, Norberto era, Norberto es un desaparecido.
Por eso, Beto, por lo que te hicieron, por lo que nos hicieron, reclamamos Justicia.
Exigimos cárcel común y perpetua para los genocidas.
No olvidamos. No perdonamos. No nos reconciliamos.
30.000 compañeros detenidos desaparecidos. Presentes. Ahora y siempre!